Zermatt es conocido desde hace tiempo como famoso destino turístico, por lo que no es de extrañar que la ciudad, enclavada en los Alpes suizos, no escatime en buenos alojamientos. En este pintoresco pueblecito a los pies del Matterhorn, la montaña más alta de Suiza, esperan a los turistas una gran variedad de complejos de 4 y 5 estrellas, muchos de los cuales proceden de lugares tan lejanos como América o el Lejano Oriente asiático. Decidí elegir Cervo Mountain Resort para mi estancia en Zermatt y estaba impaciente por comprobarlo.
Al llegar con el Glacier Express procedente de St. Moritz, muchas lanzaderas de los hoteles ya esperaban fuera de la estación principal. Sin embargo, cabe destacar que Zermatt está totalmente libre de coches. Los únicos vehículos que se ven son eléctricos. Lo mismo ocurrió con el Cervo Shuttle, que estaba listo para recogerme. Tras un breve paseo de 10 minutos por el pintoresco centro de Zermatt, llegué a la recepción, donde me atendieron amablemente y me registraron rápidamente.
Como ya eran las 7 de la tarde y no quería perderme la zona de spa, pregunté si podían dejármela abierta más tiempo del habitual (de 10.00 a 20.30). Amablemente me ampliaron el horario hasta las 22.00, lo que me alegró mucho. Así podía cenar bien antes y relajarme.
Tras registrarme rápidamente en mi habitación, me dirigí al restaurante Ferdinand, que sirve la típica fondue suiza de queso, así como raclette y platos ligeros como ensaladas y sándwiches. Opté por la raclette de barbacoa mixta, que estaba buenísima. Una fuente con variados tipos de carne, salchichas y verduras llegó rápidamente a mi mesa, lista para que la asara a mi gusto en la mesa. Iba acompañada de una fresca ensalada verde y unas fantásticas "patatas fritas Cervo" que estaban hechas con aceite de trufa y parmesano.
Después de cenar, volví a mi habitación, me puse rápidamente el bañador y me dirigí a la zona de Spa, donde disfruté de la sauna finlandesa, la sauna de vapor y el jacuzzi, que me esperaba fuera y me ofrecía una magnífica vista de las montañas circundantes mientras me masajeaba suavemente la espalda en uno de los asientos de masaje. El tiempo pasó volando y ya eran las 10 de la noche cuando decidí volver a mi habitación para tomarme un merecido descanso.
La habitación había recibido el servicio de limpieza mientras tanto y todo estaba listo para que me tumbara. En total silencio me dormí rápidamente y pasé una noche estupenda antes de que el despertador me despertara a la mañana siguiente. Cuando abrí las cortinas, el tiempo era mucho mejor que el día anterior y tenía unas vistas estupendas de Zermatt desde mi terraza.
Bajando a desayunar fui el primero en llegar sobre las 7:15 de la mañana. Para ser un hotel con "sólo" 36 habitaciones, la variedad y calidad del desayuno me sorprendió. Me esperaban muchas carnes diferentes, salmón, varios tipos de cereales, mucho pan y panecillos y muchos zumos frescos. Al sentarme, sólo tardó unos instantes en llegar un amable camarero que me pidió el café que había elegido y me trajo un vasito de batido de albaricoque y pera. El Cappuccino estaba entre los mejores que he tomado en Suiza, al igual que el Espresso. A los pocos minutos de mi desayuno, el camarero volvió y me preguntó si quería algún plato de huevos y elegí una tortilla que estaba buenísima.
Localización
Zermatt es una pequeña ciudad y famosa estación de esquí situada en el cantón suizo de Valais, enclavada en los Alpes, muy cerca de la frontera italiana. Sólo 6.000 habitantes viven aquí en verano, pero el número se multiplica por diez en invierno, debido a la llegada de numerosos turistas y personas que trabajan en la industria hotelera. Sólo se puede llegar en tren y la ciudad está totalmente libre de coches. Si llega en coche, tendrá que dejarlo en Täsch, el último pueblo antes de Zermatt, y subirse a un tren que le llevará en 15 minutos a la estación principal.
Cervo está situado en lo alto de una colina, a unos 10 minutos a pie al este del centro, pero como ya se ha dicho, el hotel ofrece un servicio de transporte eléctrico para llevarte o traerte. Me gustó especialmente que el hotel estuviera un poco alejado en el extremo este del pueblo cerca del bosque porque me encanta el silencio total por la noche y nada me molestó en absoluto. Desde la terraza tenía una hermosa vista de las montañas circundantes, pero por desgracia el Matterhorn estaba oculto por las nubes esta vez. Con tiempo despejado, la vista debería ser aún mejor.
Habitaciones y suites
Cervo Mountain Boutique Resort consta de 8 chalés diferentes con 36 habitaciones en total que ofrecen espacio para un máximo de 76 personas.
Me alojé en una espaciosa "Cosy Deluxe Room" que tenía una preciosa terraza con vistas a Zermatt y al Matterhorn.
Todas las habitaciones están decoradas en una bonita mezcla de estilo tradicional de chalet alpino y estilo moderno que me gustó mucho. Me encantó el bonito suelo de madera y la decoración. Las camas son muy cómodas y hay varias almohadas para todos los gustos. WiFi de alta velocidad gratuito y TV plana son estándar, así como una máquina de café y el minibar.
Los cuartos de baño cuentan con una bañera y una ducha a ras de suelo separada, y todo el cuarto de baño está diseñado de forma muy abierta. Aunque es agradable a la vista, siempre tiendo a salpicar agua por todas partes cuando me ducho. Se proporcionan artículos de tocador Molton Brown de alta calidad.
Las habitaciones estándar ofrecen un amplio espacio de unos 35 m2, pero si te apetece un poco más de espacio y quieres tener tu propio chalet, el Cervo Owner's Lodge ofrece espacio suficiente para un grupo de 6 personas en tres habitaciones con un total de 240 m2. Gracias a la distribución de las habitaciones en diferentes chalets, la estancia resulta muy privada y personal, lo que me gustó mucho.
Los precios oscilan entre 460.- y 740.- CHF según temporada y ocupación.
Restaurantes
Cervo gestiona dos restaurantes diferentes, uno de los cuales es Ferdinand, que pude disfrutar durante mi estancia. Sirve cocina tradicional suiza, como fondue de queso, barbacoa y raclette para un máximo de 80 personas. Se inauguró en diciembre de 2014 y con su decoración intenta asemejarse a una mezcla de tradición alpina y estilo de vida moderno. Todos los quesos y carnes proceden del cantón del Valais, así como los vinos.
El segundo restaurante es Cervo Puro, que sirve platos suizos e italianos elaborados con ingredientes regionales. Se puede elegir entre menús a la carta y menús variados que cambian semanalmente. El Cervo Bar / Lounge ofrece un ambiente acogedor y relajante para tomar una copa.
Situado al final de las pistas de esquí de la estación de Sunegga/Rothorn, Ferdinand pone música en directo a diario y organiza conciertos con frecuencia para disfrutar de una buena fiesta apres-ski durante la temporada de invierno.
Spa y jacuzzi
Cada uno de los chalés tiene su propia zona privada de wellness/spa, por lo que nunca hay aglomeraciones. De hecho, durante mi estancia al atardecer fui la única persona allí durante más de dos horas. Cada Spa está equipado con sauna finlandesa, sauna de vapor, estupendas duchas con funciones de lluvia, masaje y cascada, así como un jacuzzi sundance-spa, que se encuentra en el exterior para disfrutar de momentos superrelajantes rodeados de los Alpes suizos y su montaña más alta, el Matterhorn. Después de un largo día de esquí, me imagino que es el lugar perfecto para desconectar y relajarse, pero incluso en verano es un lugar estupendo para pasar unas horas de relax y encontrar el equilibrio interior.
También se puede reservar una amplia gama de masajes, realizados por terapeutas expertos y profesionales, entrenamiento personal o tratamientos médicos.
Servicio
Me pareció que la mayor parte del equipo de Cervo es joven y motivado, pero bien educado y formado. Me atendieron muy bien y no tuve ningún motivo de queja. El check-in fue rápido y eficiente, mi camarero en Ferdinand fue muy amable y siempre atento, el servicio de limpieza fue cómodo y la habitación estaba impecablemente limpia. Combinado con una gran cama tuve una noche muy relajante.
Conclusión
En su séptimo año de funcionamiento, Cervo sigue pareciendo nuevo y me encantó el toque moderno de los chalés, combinado con el lujoso y tradicional estilo alpino. Con su pequeño tamaño de sólo 36 habitaciones repartidas en 8 chalets, todo el complejo ofrece una sensación de intimidad y lujo difícil de encontrar en complejos más grandes, sin comprometer el servicio ni la calidad del alojamiento. Cuando vuelva a Zermatt, Cervo será sin duda una de mis opciones preferidas y estoy impaciente por conocer Cervo en invierno.
